sábado, 16 de enero de 2010

EL RESPLANDOR





Hay  veces que uno  no sabe donde se encuentra y pierde la noción del tiempo, sobre todo, cuando estas cansado, dándote una soberana siesta, de esas de pijama y orinal.


Escuchas  la campana en tu cerebro, y de momento  no aciertas a situarla en su lugar, dentro de la neurona correspondiente.



Suena la banda sonora de Piratas del Caribe, y de momento salvo la imagen de Jack Sparrow, durante breves instantes  no te percatas que no suena en tu cabeza, sino en tu teléfono móvil, el que en un acto reflejo, coges del suelo con el resto de la lámpara y el reloj despertador.


Con voz de ultratumba, sueltas un DIGAME……… ???  y tu amigo Luis te dice: ¿ QUE PASA TIO, QUE HACES ?, momento que aprovechas durante unos segundos para tomar conciencia de la situación, buscar a tientas la luz y centrarte.


No es nada fácil en ciertos momentos coordinar una voz con una imagen, son varios segundos de ejercicio mental, sobre todo cuando  al bueno de Luis, hace que no le ves desde el pasado verano desde que se marchó a la capital.


Buen  Tío el Luis, Abogado, de buena familia y casado con  mi prima Carmen, Abogada también, lo que significa que les van bien las cosas, económicamente hablando, tanto es así que no hace mucho, se han comprado una casa de piedra, de no sé cuantos años, que era una antiguo molino, con un rio que pasa casi por el centro de la casa.

Todo un lujazo que está  restaurando  una empresa especialista  en estos menesteres, y que por cierto les está costando un pico.

Pues que va el Luisito y me dice que me prepare que viene a buscarme en media hora, y que me invita a cenar, que ya le han terminado la obra y hay que mojarla.


Y yo con estos pelos, y sin darme opción a decir que no.

Y yo que le  echaba a 400 kms de mi casa, y lo tengo comprando viandas para celebrarlo e irremediablemente se dirige hacia aquí.


Saliendo de la ducha, y con la toalla puesta, le doy al telefonillo, y  me encuentro a Luisito dentro de casa.
¡ Que no vamos Tío, que tengo una sorpresa ¡

Me pongo lo primero que pillo, y sin darme cuenta estoy en la calle.

Y enfila en su nuevo monovolumen hacia la primera salida a la autovía.




Por la ruta que ha cogido, ya se donde vamos: a su casa de campo.

Hoy te quedas a dormir en El Molino, ya verás que chulo ha quedado, ha costado una pasta, pero con unos ahorrillos y una parte de la herencia de unos tíos de mi padre, se acabó la pesadilla.

Le veo eufórico, mas que de costumbre, no  me deja hablar.


Pero……..me parece que……..hay algo mas  que lo de la casa, o no…….?


Se sonríe entre dientes, mira  al frente de la carretera, y se  lo piensa dos veces:
VAMOS A SER PADRES.


Y me mira de reojo con cara de complicidad.


Me quedo en blanco, no se que decir.

Y  sin darme tiempo a reaccionar me  suelta:
SON DOS,………… GEMELOS.
Y  le brillan los ojos con satisfacción maquiavélica.





El resplandor me ciega.

El ruido es ensordecedor.

El silencio absoluto.

Y de repente, la oscuridad.




Poco a poco vuelve la luz: de todos los colores: azules, naranjas, rojas……..
Y giran en torno a caras que no conozco.
Me hablan y no oigo.
Y quiero levantarme y no  puedo.




Carreras para todos los sitios.

Pero el resplandor está todavía ahí.

Alguien se me acerca, se agacha y su sombra me deja ver la tragedia.

Caras de circunstancia, de impotencia, de amargura.

No se puede hacer nada.
Nada de nada.

Veo  a  la supergrua para levantar el camión.
Luis está debajo, a un lado de la cuneta, tapado por la mole, dentro de un amasijo de hierros.

La luz se va apagando lentamente, no siento  nada, ni siquiera el latido de  mi propio corazón, posiblemente, El RESPLANDOR  fuera de otra luz .