Cuando en mis salidas nocturnas por los techos de la gran ciudad , miro lo que a mi alrededor se mueve, a veces me pregunto si las personas tienen consciencia de que están siendo observadas.
Sabrá ese señor que está en su casa viendo la tele, el jovencito enganchado a internet, el vigilante que vigila el aparcamiento y de reojo mira la película en la tv de bolsillo, que les estoy mirando ?.
No es por afán , de voyeurismo, es simplemente por ver lo que ocurre ahí fuera.
Por lo menos ,es señor que está fumando en la terraza, mirando con desgana hacia abajo, tiene un motivo: no le dejan fumar dentro, y apura su cigarrillo contemplando como una pareja de novios hace juegos de manos dentro de un coche en la semioscuridad del callejón.
Cuando poso los pies en la tierra y me confundo con el resto de los paseantes, miro hacia arriba para ver si me miran .
No veo a nadie , pero se que están ahí .
Las cámaras de trafico ,inútilmente paradas ,me ven cuando cruzo el paso de peatones.
En el banco, a la entrada veo mi calva desde una posición cenital, y ya estoy siendo avisado que están vigilando mis movimientos.
Dentro lo hacen de frente y de perfil.
En los grandes almacenes , no las veo ,pero se que se ocultan dentro unas bolas oscuras colgadas del techo.
En el metro, en el bus, en la tienda , en el bar , en la playa, en la fachada del colegio, a la entrada de mi trabajo, y quien sabe si dentro también están.
Ya no solo tienen mi imagen, si no también mis datos, gustos y preferencias.
Solo tengo que pagar con mi tarjeta: el súper almacena mi compra, y el banco también.
Mis preferencias y las de muchos como yo son utilizadas para mejorar su marketing.
Cuando enciendo mi ordenador personal , estoy abriendo la puerta de la información a los cazadores de datos, a través de las páginas que visito, los correos que envió o los que recibo, las compras que hago.
Mi empresa sabe perfectamente la actividad laboral que desarrollo, ve mis archivos ,sabe con quien chateo, mis habilidades y mis carencias.
Yo se que lo saben y que no me lo van a decir, salvo a la hora del despido .
Mi teléfono móvil, también deja rastros.
Todas las campañas están encaminadas para buscar al mejor resultado, y se basan en la información acumulada por los miles de datos contrastados de miles de personas y entidades digitalizadas numéricamente con el objetivo de mejorar los intereses del ente que la solicita.
Posiblemente , dentro de no mucho, pasaremos de ser simples emisores de datos de forma anónima e involuntaria , a entrar a formar parte del juego, cuando nos acoplen un simple trasmisor para enviar nuestro ritmo cardiaco para previsión de algún posible riesgo cardiovascular .
Pasaremos de ser una simple imagen, con nuestros datos, gustos ,preferencias políticas o sexuales, rendimiento laboral ,amistades………………a no tener ni la mas mínima privacidad personal.
Lo mejor de todo esto , es que también estarán mas vigilados los polos negativos, el lado oscuro de la sociedad mas intolerante.
Las agencias de seguridad internacional han acumulado trabajo después del 11-S.
Hace 60 años Gorge Orwell ya lo vaticinó en 1984 ,por lo que no nos debe causar sorpresa.
Posiblemente , cuando salga la próxima noche a pasear por los tejados de mi jungla , si está despejado de nubes, miraré hacia arriba , intentaré localizar el ojo que me vigila.