lunes, 7 de diciembre de 2009

BIG BROTHER





Cuando en mis salidas nocturnas por los techos de la gran ciudad , miro  lo que a mi alrededor se mueve, a veces me pregunto  si las personas tienen consciencia  de que están siendo observadas.

Sabrá  ese señor que está en su  casa viendo la tele, el jovencito enganchado a internet, el vigilante que vigila el aparcamiento  y de reojo  mira la película en la tv de bolsillo, que les estoy mirando ?.

No es por afán , de voyeurismo, es simplemente por  ver lo que ocurre  ahí fuera.

Por lo menos ,es señor que está fumando  en la terraza, mirando con desgana hacia abajo, tiene un motivo: no le dejan  fumar dentro, y apura su cigarrillo contemplando como una pareja de novios  hace juegos de manos  dentro de  un coche en la semioscuridad del callejón.

Cuando poso los pies en la tierra y me confundo con el resto de los paseantes, miro hacia arriba  para ver si me miran .

No veo a nadie , pero se que están ahí .

Las  cámaras de trafico ,inútilmente paradas  ,me ven cuando cruzo el paso de peatones.

En el banco, a la entrada veo mi calva desde una posición  cenital, y ya estoy siendo avisado que  están vigilando mis movimientos.

Dentro  lo hacen de frente y de perfil.

En los grandes almacenes , no las veo ,pero se que se ocultan dentro  unas bolas oscuras colgadas del  techo.

En el metro, en el bus, en la tienda , en  el bar , en la playa, en la fachada del colegio, a la entrada de mi trabajo, y quien sabe si dentro también están.


Ya no solo tienen mi imagen, si no también mis datos, gustos y preferencias.

Solo tengo que pagar con mi tarjeta: el súper  almacena mi compra, y el banco  también.
Mis preferencias y las de muchos como yo son utilizadas para mejorar su marketing.

Cuando enciendo mi ordenador personal , estoy abriendo la puerta de la información a los cazadores de datos, a través de las páginas que visito, los correos que envió o los que recibo, las compras que hago.

Mi empresa sabe perfectamente la actividad laboral que desarrollo,  ve mis archivos ,sabe con quien chateo, mis habilidades  y mis carencias.
Yo se que lo saben y que no me lo van a decir, salvo a la hora del despido .

Mi teléfono móvil, también deja rastros.




Todas las campañas están  encaminadas para buscar al mejor resultado, y se basan en la información acumulada por los miles de datos  contrastados de miles de personas y entidades  digitalizadas numéricamente con el objetivo  de mejorar los intereses  del ente que la solicita.

Posiblemente , dentro de no mucho, pasaremos  de ser simples emisores de datos de forma anónima e involuntaria , a entrar a formar parte del juego, cuando nos acoplen un simple trasmisor  para enviar nuestro ritmo cardiaco  para previsión de algún posible  riesgo cardiovascular .

Pasaremos   de  ser una simple imagen, con  nuestros datos, gustos ,preferencias políticas o sexuales, rendimiento laboral  ,amistades………………a no tener ni la mas mínima privacidad personal.


Lo mejor de todo esto , es que también estarán mas vigilados los polos negativos, el lado oscuro de la sociedad  mas intolerante.

Las agencias de seguridad internacional  han acumulado trabajo después del  11-S.



Hace 60 años Gorge Orwell  ya lo vaticinó en 1984 ,por lo que  no nos debe causar sorpresa.




Posiblemente , cuando salga la próxima noche a pasear  por los tejados de mi jungla  , si está despejado de nubes, miraré hacia arriba , intentaré localizar el ojo que me vigila.








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